Lo dicho.

Ocurre algo muy gracioso cuando una persona se frustra. O quizá no sea tan gracioso, quién sabe.

Cuando una persona es presa de la frustración, tiende a tratar mal a todo el que tiene a su alrededor y lo hace de modo inconsciente la mayor parte del tiempo. La persona frustrada, en sí misma, no es mala, sólo quiere estar sola y sentir cómo ha fracasado en la más absoluta soledad.¿Por qué todo el mundo se empeña en decirle lo contrario, que puede conseguirlo? ¿No ven que molesta?

Además, compartir que uno se siente fracasado no es nada fácil. De hecho, pocos oirán afirmar a sus conocidos o amigos con total rotundidad: "Eh, que quedamos mañana a las seis. ¡Ah, bueno! Y que me siento totalmente fracasado y frustrado, quizá por eso me líe a darte gritos, pero no te lo tomes a mal ¿Eh?" así que normalmente no sabemos por qué la otra persona se comporta de forma extraña; solamente somos conscientes de que queremos asestarle una buena bofetada en plena cara para que deje de decir tonterías.

A mi modo de ver, la frustración es la forma más sublime de enfadarse con uno mismo; es como cuando te enfadas con la persona que te gusta porque no esté bebiendo los vientos por ti: Sabes que no tienes derecho a ofenderte porque los sentimientos no se manejan, pero, aún así, te cabreas. Lo mismo pasa cuando uno se enfada consigo mismo: Puedes estar haciéndolo todo lo mejor que puedes, pero aún así se siente un completo inútil.

Y, entonces, todo empieza a perder su sentido.


Lo dicho, que el año que viene me cambio.

posted under |

0 calificaciones:

Publicar un comentario

Entrada más reciente Entrada antigua Inicio